El Gobierno de Estados Unidos ha decidido no renovar una licencia que permitía ciertos alivios en las sanciones petroleras a Venezuela, marcando un retorno a las restricciones más estrictas impuestas inicialmente durante la administración de Donald Trump en 2019. Este cambio de política, anunciado por el Departamento del Tesoro estadounidense, se debe al incumplimiento por parte del presidente venezolano, Nicolás Maduro, de varios compromisos clave relacionados con reformas electorales prometidas, según informaron funcionarios de alto rango bajo condición de anonimato.
A pocas horas de la expiración de la licencia actual, las autoridades estadounidenses emitieron una nueva licencia temporal que otorga a las empresas involucradas en el sector petrolero de Venezuela, un miembro de la OPEP, un plazo de 45 días para finalizar sus operaciones. Esta medida se produce después de advertencias previas de Washington sobre la posible reinstauración de sanciones si Maduro no avanzaba en cumplir los acuerdos alcanzados en octubre pasado con la oposición venezolana. Estos acuerdos buscaban facilitar una apertura democrática y una mayor participación de la oposición en las próximas elecciones presidenciales del 28 de julio.
Las sanciones, que habían sido suavizadas temporalmente para promover un diálogo político entre el gobierno y la oposición en Venezuela, han sido una herramienta clave de la política exterior de EE.UU. hacia Venezuela. Si bien se observaron algunos avances en compromisos previos, el incumplimiento de condiciones esenciales, como la libertad de la oposición para nominar candidatos en las elecciones, ha llevado a esta decisión de no renovar la licencia. Esta medida pone de relieve la continua preocupación de Estados Unidos por la situación de los derechos humanos y la democracia en Venezuela.
